De la tragedia a la solidaridad: Fundación Gastón y su rol en la comunidad
El 3 de diciembre de 2002 todo cambió en la familia de Rubén de los Santos. Su hijo, Gastón, salió esa noche a comprar una gaseosa a un kiosco del barrio de su abuela en Resistencia. Fue acompañado de su primo, quien bajó de la moto a efectuar la compra, quedando Gastón arriba.
Se trata de un chico “de condición muy humilde, huérfano desde los cinco años de su madre fallecida, estudiante a punto de terminar su secundario, deportista y amante de la vida, excelente persona”, recuerda su padre.
“En segundos, de imprevisto, aparecieron en el lugar dos sujetos armados, que fueron directamente al sereno e intentaron robarle el arma. Gastón al ver esta escena, intentó alejarse del lugar, recibiendo un disparo de uno de ellos por la espalda que lo mató instantáneamente”, relató Rubén.
Desde ese momento, inició una lucha por justicia por su hijo. El 7 de junio de 2007 creó la Fundación Gastón, en memoria de su hijo, y “buscando lograr desde la labor social un lugar de contención de jóvenes del barrio Juan Domingo Perón y aledaños. De aquí se ven beneficiados unos 2.000 niños, jóvenes y adultos, con un abanico de talleres y cursos como música, oficios y la formación deportiva”.
“Es muy fácil para los jóvenes caer en la delincuencia y las adicciones. Este espacio es una alternativa para ir hacia ese derrotero, o de recuperarse en tal caso”, amplió. Uno de los proyectos que tenía en vista De los Santos para el predio ubicado en avenida Belgrano 3000 fue la construcción de un centro cultural, algo que hoy se encuentra en todo su explendor.
El único ingreso que tiene la Fundación se da por el alquiler de canchas, que no alcanza cubrir los gastos, por lo que pide acompañamiento al Estado. “Con este centro cultural podemos realizar actividades de mayor calidad para nuestros casi 2.000 alumnos. Algo que después de mucho trabajo, pudo concretarse”, señaló.
“La labor social que realizamos es indescriptible e importantísima para una zona con familias de bajos recursos”, indicó.
Un abanico de actividades
En la actualidad y desde hace ya 17 años está al frente de la Fundación Gastón de los Santos, un espacio en la zona sur de Resistencia donde los chicos, los jóvenes más vulnerables, encuentran un lugar para no terminar sin sueños. “Voy a seguir trabajando por la comunidad”, afirma y recuerda que esa fue la frase que dijo el día que declararon culpable al asesino de su hijo.
Falta mucho por hacer, la sociedad chaqueña, la dirigencia no hizo el clic que permita bajar esos índices de inseguridad. Rubén asegura, lo siente, que replicar lo que la Fundación Gastón hace en otras parte de la capital provincial (barrio Toba, Tiro Federal, por nombrar algunos lugares) podrá ayudar a muchos chicos que hoy necesitan un rumbo, que necesitan que alguien le marque otro camino, el de las posibilidades.
Para que eso suceda, y la semilla brote y se expanda a todos los rincones del Chaco hace falta esa solidaridad, esa premisa de replicar con políticas públicas, y porque no con el apoyo del sector privado, para cambiar la realidad chaqueña.
Las actividades que desarrolla la institución están vinculadas con el deporte, oficios y el arte. Entre estas, se encuentran el fútbol masculino, escuelita de fútbol, fútbol femenino, fútbol femenino infantil, hockey femenino, voleybol, boxeo, kick-boxing, gap-step, música y canto, acordeón y teclado, danzas folclóricas, estilización folclórica, malambo, expresión corporal, danza contemporánea, y dibujo y pintura.
También se realiza apoyo escolar en primaria y secundaria; y cursos de peluquería y barbería, cocina y repostería, corte y confección, construcción, plomería, electricidad y refrigeración.
Espacios de contención
Rubén reflexiona sobre estos 21 años donde hubo pros y contras. En esos aparecen la decepción de la política y el sueño de que haya muchas Fundación Gastón esparcidas por todo el Chaco para que los chicos no estén en la calle. Se alejen de las drogas. “Donde nosotros vivimos, detrás de la Soberanía, es una ciudad aparte”, explica y pone como ejemplo la falta, entre otras cuestiones esenciales y servicios, de una comisaría. Toda la zona depende de la dependencia que está en el Santa Inés, por lo que si se requiere de presencia policial, puede llegar a pasar media hora o más.
Rubén de los Santos rearmó su vida, pero el dolor sigue, sin embargo su compromiso con la sociedad hasta el día que Dios disponga que ya no deba estar en este mundo es sacar a los chicos de la calle. Desde la Fundación Gastón forjó a grandes deportistas que hoy son reconocidos en artes marciales mixtas (MMA), también profesionales y muchos con oficio, agradecidos por haber encontrado allí su lugar, un camino. Este 2023 pasaron por la Fundación Gastón más de 1500 niños y adolescentes, que hicieron deportes, aprendieron a cocinar, peluquería, música y oficios, además de recibir una merienda y también, de vez en cuando, cada vez más de seguido, un plato de comida, para llevar y compartir en la casa.
“Es muy fácil para los jóvenes caer en la delincuencia y las adicciones. Este espacio es una alternativa”, insiste Rubén y está consciente de que si el Estado está, brinda su apoyo, “los chicos se pueden recuperar”. Aunque reconoce que en la actualidad comienzan a consumir a los 11 años, y con todo lo que ello implica.
Rubén espera obras complementarias para el predio ubicado en avenida Belgrano 3000, las que no se pudieron concretar este 2023 o en años anteriores, como el techado, porque los días de lluvia se suspende todo. El sueño grande es la escuela propia, y la réplica de esta obra solidaria. “Sabemos cómo hacer las cosas, seguiremos golpeando puertas”, dice de los Santos porque muy adentro suyo todavía no pierde la esperanza, y confía de que alguien escuchará, tomará nota y pondrá manos a la obra.
Casi 100 personas hay trabajando en la Fundación “llevando adelante una obra de inclusión social jamás visto en la provincia”, dice con orgullo y recalca el apoyo que recibió del Ministerio de Educación en la era Tete Romero que accedió a las horas cátedras de esos docentes que trabajan y forman la comunidad Gastón de los Santos que en la actualidad tiene 15 equipos en la Liga Chaqueña de “nuestros niños pobres”, marca sin tapujos. La escuelita arranca desde los 4 años.
Tienen también una cocina modelo, “donde los niños de 4 años están aprendiendo a cocinar, lo mayores también”, finalizó con orgullo.